La temporada ha sido muy larga, llena de graves altibajos en lo deportivo. Pero a pesar de seguir teniendo problemas con la condición física de los jugadores, el Málaga CF supo situarse al menos para jugar los Play Off de ascenso a segunda división.
El Nástic además de correoso, en esta eliminatoria final ha pecado en extremo de marrullero, de cortar la evolución de las jugadas constantemente de forma bronca y violenta, justo lo que más odio que permitan en el fútbol.
El árbitro, sorprendentemente, se dedicó a permitir jugadas duras hasta cierto punto violentas. El derribo del adversario en el completo sentido de la palabra. Formas que corrompen la raíz del deporte.
Los jugadores tarraconenses, en vez de jugar al fútbol, han estado todo el partido jugando al rugby, rompiendo la evolución de las jugadas malaguistas, sobretodo en la primera parte, con el árbitro sacando tarjetas amarillas a derribos que sobrepasaban los límites según su criterio.
Con las reglas en la mano, el Nástic hubiese tenido en la primera parte dos jugadores con tarjeta roja. Y en la segunda parte el Málaga un jugador con tarjeta roja.
El arbitraje del partido ha sido inaudito. El aguante de este árbitro también. Ni siquiera perdió los estribos en los momentos más duros de su arbitraje por ciertos derribos.
Personalmente me he dedicado a analizar lo que estaba ocurriendo. Los malaguistas sin sobreponerse a la dureza se vieron incapaces de meter goles. Tenían la pólvora mojada como muchos partidos de esta temporada.
He observado la cantidad de jugadores que no estaban preparados físicamente para un encuentro de estas características. Los tirones musculares se multiplicaron con el lactato por las nubes superando con creces el límite de lo entrenado.
Los problemas físicos en el Nástic eran evidentes al final de la primera parte y durante toda la segunda parte.
En el Málaga CF los jugadores también sufrieron gran desgaste. Pellicer optó porque aguantaran lo más posible y realizó los grandes cambios durante la prórroga con algunos jugadores claves, que a la postre abrieron el marcador para lograr el ascenso.
Con épica incluida, con goles de Dioni y Antoñito en el minuto 124 de la prórroga. Por fin el Málaga CF vuelve a ser un club de fútbol profesional.