En el Málaga CF todo son churros sin chocolate. Pasan los años y los churros siguen, pero el chocolate se lo llevan otros. Golfos de ideología "madrileños" que multiplican sus ingresos de forma milagrosa cuando llegan al club con cartas de presentación de excelencia listos para enriquecerse sin saber lo que es un entrenamiento aeróbico o lo que es el Haber en una cuenta de contabilidad.
Son ex futbolistas y otros personajes ligados al fútbol rancio que deciden ser ejecutivos para seguir chupando del mundo del fútbol, ya que carecen de experiencias y conocimientos para trabajar en puestos trascendentales que le permitan mantener el ritmo de vida que han llevado.
Y cuando llegan al Málaga CF con sus cartas de presentación excelentes y sus enchufes, conocen a compinches de medio pelo, mantenidos dentro de la entidad que no tienen escrúpulos cuando se sienten intocables.
Dicen trabajar para el club pero nunca los verás con un mono y un pañuelo lleno de mocos y cuatro nudos colocado en la cabeza como sus recientes ascentros.
Acceden a los caudales, se suben el sueldo de forma obscena y disparatada y nadie les dice nada ni los ponen en duda dentro del club.
"Yo lo valgo. ¡Olé mis güebos morenos!." Y compinchados unos con otros van generando pasivos en las arcas del club sin que nadie los pare, por señorío y actitud.
El Málaga CF tiene un amplio historial de ser un club de mercenarios. En cuanto se acumulan en los salones de La Rosaleda se aprovechan de las confianzas para generar agujeros económicos en las sociedades que invierten en la entidad.
Parecen un club de jubilados que se creen con más derecho que nadie a tener pensiones exageradas que cuestan muchísimo dinero por las que nunca cotizaron.
La actitud agresiva y opaca de ciertos individuos desviando el tema, ocultan clarísimo que el Málaga CF nunca necesitó cerebrillos para crear activos financieros. Su marca comercial se vende sola sin necesidad de delincuentes financieros.
Se parecen a esas empresas que tras años de comerse lo ganado desaparecen generando deudas, que en el caso del CD Málaga dejaron un río de acreedores sin cobrar.
El Málaga CF lleva la controversia al escalón donde no caben jugadores malagueños porque salen muy caros. Excepto alguno, todos sus fichajes estrella son mercenarios de tercera división.
Y cuando hace falta defender el escudo, se convoca a los jugadores del filial para que den la cara donde nunca la dan los mercenarios.
Y estos ejecutivos que llegan con el cartel de excelencia, ocultan sus ánimos de lucro para montarse el tinglado "por sus güebos morenos." Y si hay que echar a los trabajadores del club, pues se echan y se meten trabajadores pelotas y lameculos con el pretexto de solidaridad que trabajan por mil euros miserables.
Después uno se entera que estos señores trajeados con fachada de galerías, no tenían nivel para estar en la ejecutiva y mucho menos en la deportiva dentro del Málaga.
"La culpa la tienen esos miserables trabajadores que no trabajan ni aportan nada al malaguismo" - dirán los muy cabrones.
Y le echarán las culpas a esos pobres aficionados que dedican una parte de su poco dinero a hacerse socios del Málaga CF para que no arrastre pasivos en sus cuentas y pueda pagar las facturas.
Sin derechos pero creando activos.
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